¿Puedes llegar a oír los susurros de mi espejo? (Dime que si, aun sabiendo que no es verdad).

Oh, mi puta alma, me rindo. Tus sucias mentiras… tus puños, no podrán lastimarme nunca más. (Puedes ir borrando esa estúpida sonrisa que te precede). ¿Sabes? Estos sueños –mis sueños- nunca volverán a limpiar tu sucia boca Galería de muerte

Oh, sombra, puedes acercarte, ya no me asustas. Sólo dile que no venga por aquí. Dile a mi dulce desconocida que no venga. Y déjame morir con el recuerdo de lo que pudimos ser. Con el recuerdo de aquel abrazo aun no consumado.

Tres y media de la mañana